A ellos se unirán el ganador de la subasta benéfica del sábado, cuya identidad se dará a conocer en las próximas semanas, y un cuarto turista espacial, aún por concretar, según la directora de ventas de Blue Origin, Ariane Cornell.
El tercer viajero venció a unos 20 rivales en una subasta que comenzó el 19 de mayo y cuyos 10 últimos minutos se retransmitieron por televisión. Las ofertas alcanzaron los 4,8 millones de dólares el jueves, pero se dispararon en la subasta en vivo final con incrementos de un millón de dólares.
Las ganancias, además de la comisión del 6% que se queda el subastador, se destinarán a la fundación de Blue Origin, Club for the Future, que tiene como objetivo inspirar a las generaciones futuras a seguir carreras científicas, tecnológicas, de ingeniería y de matemáticas.
El New Shepard despegará de un desierto en el oeste de Texas. Después la cápsula en la que viajan los pasajeros se separará del propulsor y llegará más allá de la línea Karman, a unos 100 kilómetros de altura, que marca el límite reconocido entre la atmósfera y el espacio de la Tierra.
De los 10 minutos que dura el viaje, los viajeros pasarán cuatro en el espacio, donde podrán sentir la ingravidez y observar la curvatura de la Tierra desde el espacio.
El propulsor aterrizará de forma autónoma en una plataforma a tres kilómetros del lugar de lanzamiento, mientras que tres paracaídas frenarán la caída de la capsula, que aterriza a una velocidad de 1,6 kilómetros por hora.
Bezos, quien anunció a principios de este año que dejará el cargo de director ejecutivo de Amazon para dedicar más tiempo a otros proyectos, entre ellos Blue Origin, ha dicho que volar al espacio ha sido un sueño que ha tenido toda la vida.
Blue Origin llevó a cabo una docena de pruebas con éxito con el New Shepard, aunque todas sin tripulación, desde sus instalaciones en las montañas de Guadalupe, en el oeste de Texas.
El sistema de cohetes suborbitales reutilizables recibió su nombre de Alan Shepard, el primer estadounidense que llegó al espacio, hace 60 años. Las cápsulas automatizadas sin piloto tienen seis asientos con respaldos horizontales colocados junto a grandes ojos de buey.
Varias cámaras ayudarán a inmortalizar los pocos minutos que los turistas espaciales experimentarán la ingravidez en el espacio.
Fuente: www.ambito.com