Por Matías Dasseto
El agravamiento de la situación sanitaria como consecuencia de una nueva ola de COVID-19, y las
variantes que presentan sus cepas, reabrió el debate en torno a las medidas que implican
restricciones a la movilidad y el cierre de diversas actividades.
Sobre el caso argentino se ha establecido, casi como realidad instalada, que su cuarentena y
restricciones han sido prolongadas y mucho más rigurosas que en la del resto del mundo y los
países de la región.
Sin realizar evaluaciones sobre los pros y contras que implicarían un endurecimiento de las
restricciones, es menester poner, bajo la luz de datos concretos, cuán rígida resultan ser las
restricciones impuestas a la movilidad y circulación de los argentinos.
Según la información de movilidad brindada por Google, los argentinos registramos un mayor
nivel de circulación hacia aquellos lugares considerados como esenciales y de primera necesidad:
los espacios de trabajo, las estaciones de transporte, y los supermercados y farmacias. Este mayor
nivel de circulación se registra en relación a los países de la región, como así también a los países
europeos.
Tomando como referencia el nivel de circulación en momentos “normales” de pre-pandemia, los
argentinos registran una disminución de circulación hacia ámbitos de trabajo del 4%, mientras
que, en el análisis de los países de la región, Chile registra una disminución del 31%, Uruguay del
23% y Brasil del 12%. A su vez, los guarismos demuestran diferencias amplias cuando los
comparamos con países de Europa.
Gráfico Nº 1: % de variación movilidad hacia “Centros de Trabajo” en relación a periodo pre-pandemia.
Abril 2021
Situación similar sucede cuando se analiza el nivel de circulación hacia estaciones de transporte.
La merma en el caso argentino es menor en relación al caso brasilero y uruguayo, y representa
una reducción 50% menor que el caso chileno. A su vez, ninguno de los países europeos tomados
en cuenta para este análisis alcanzó reducir su movilidad menos del 21% argentino.
Por su parte, el traslado hacia centros de compras de alimentos y farmacias presenta un
incremento de circulación del 7% por encima de los niveles pre-pandemia. Es decir que el caso
argentino presenta, en relación a los países de la región y de Europa, un incremento de la
circulación hacia estos lugares, solo superado por Brasil y España.
Gráfico Nº 2: % de variación movilidad hacia “Estaciones de transporte” en relación a periodo prepandemia. Abril 2021
Gráfico Nº 3: % de variación movilidad hacia “Supermercados y Farmacias” en relación a periodo prepandemia. Abril 2021
Cuando el análisis se centra en la circulación hacia los centros comerciales, tiendas y espacios de
esparcimiento y ocio, la circulación en el caso argentino también presenta guarismos por debajo
del resto de los países. Es decir, que en el caso de la circulación hacia espacios denominados “no
esenciales” también presentan restricciones e impedimentos por debajo del común de los países
analizados.
Gráfico Nº 4: % de variación movilidad hacia “Tiendas y espacios de ocio” en relación a periodo prepandemia. Abril 2021
Los datos antes relevados son congruentes con las medidas adoptadas por estos países en pos de
aminorar los perjuicios de una segunda ola. En la actualidad, en Francia e Italia la circulación
nocturna está restringida a situaciones de esencialidad y con previa autorización gubernamental.
A su vez la circulación sólo se encuentra habilitada para hacerlo dentro de las jurisdicciones de
residencia. La posibilidad de movilizarse entre ciudades, regiones o provincias es ampliamente
limitada. La actividad comercial está limitada a los negocios que venden bienes y servicios básicos.
El caso de Gran Bretaña, si bien comenzó un proceso de flexibilización del confinamiento, estas
medidas son el resultado de meses de restricciones, donde los centros comerciales, restaurantes
y bares, peluquerías, y gimnasios comienzan, con límites de capacidad, una apertura programada.
En el caso de los países de la región, como Chile y Uruguay, también presentaron el
endurecimiento de sus restricciones, con cierres de fronteras, horarios de circulación restringidos,
y cierre de establecimientos y comercios considerados no esenciales.
El caso brasilero también representa una paradoja, ya que si bien el gobierno nacional se declama
en contra de un confinamiento estricto, sus actividades no esenciales están altamente limitadas y
la circulación está restringida a determinados espacios y horarios.
Los datos de circulación y las medidas tomadas por los diversos gobiernos y países, ponen en
cuestionamiento la caratula otorgada al caso argentino bajo la nómina de “cuarentena estricta y
prolongada”. Incluso interpelan al gobierno nacional y a los gobiernos provinciales a tomar
medidas de mayor restricción, que si bien son antipáticas y afectan directamente el desarrollo de
la economía, claramente no estarían en disonancia con los métodos adoptados por los principales
países de la región y el mundo.
Las políticas sanitarias no pueden aplicarse fuera del radar de los perjuicios económicos que
resultan del confinamiento y las restricciones de circulación. A su vez, los modelos de otros países
no deben ser considerados recetas axiomáticos a seguir descontextualizadamente. No obstante la
pregunta que surgen es: ¿Por qué el reflejo de nuestras restricciones se ilustran más duras de las
impuestas en el resto de los países? Seguramente la crisis económica distorsiona el lente con que
se analizan la “inclemencia” de las restricciones. Así también lo hace la contienda política.
