La iniciativa conjunta, presentada como inédita por el Gobierno estadounidense, busca aumentar la oferta para que los precios bajen. Las reservas estadounidenses son el suministro de emergencia más grande del mundo.
Las reservas de Estados Unidos, muy vigiladas, representan el mayor reservorio de emergencia del mundo y están colocadas en unos 60 depósitos subterráneos ubicados en cuatro sitios. Estas contienen 714 millones de barriles según un reporte de fines de agosto del Departamento de Energía.
Es bastante inusual que se retiren de allí grandes cantidades, salvo en caso de urgencia. Como por ejemplo, cuando grandes huracanes afectan el Golfo de México, crucial para la producción petrolera, o en respuesta a grandes crisis internacionales.
Amenaza
La inflación, en un máximo en tres décadas en 6,2% interanual en octubre y muy presionada por el precio de las naftas, es un grave problema político para Biden.
“Estos incrementos (de precios) afectan la popularidad del presidente”, señaló John Kilduff de Again Capital.
El precio medio del galón de nafta -3,78 litros- subió a 3,41 dólares frente a 2,12 dólares de hace un año -más del 60%-, según la asociación estadounidense de automovilistas AAA. La cota de 4 dólares es problemática para los consumidores, según expertos.
Según un alto funcionario de la administración demócrata, la liberación de ese stock comenzará entre mediados y fines de diciembre, y es posible que se produzcan nuevas intervenciones para estabilizar el mercado, “en respuesta a una pandemia única en el siglo”.
“El presidente está listo para tomar acciones adicionales si es necesario y está preparado para usar toda su autoridad, trabajando en coordinación con el resto del mundo para mantener un suministro adecuado a medida que se deja atrás la pandemia”, agregó.
Política
La decisión llega en un momento en que los precios de los combustibles en las estaciones de servicio siguen subiendo en Estados Unidos, lo que representa un problema político importante para Biden, sobre todo en vísperas del Día de Acción de Gracias, una festividad en la que los estadounidenses se desplazan por el país para reunirse con sus familiares.
Para llegar al acuerdo, Washington y Pekín dejaron de lado su rivalidad, pues China también es uno de los grandes consumidores de crudo del mundo.
Los intentos de Estados Unidos de presionar a los países productores, especialmente a Arabia Saudita, para que aumentaran su oferta, no habían funcionado hasta ahora.
“Esta acción histórica y poco ortodoxa es claramente un mensaje que le dice a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) que no es el único actor en el mercado petrolero”, evaluó Louise Dickson, analista de la firma Rystad Energy.
El presidente estadounidense también tiene en la mira a las grandes empresas del sector, señaladas de trasladar las subas del precio del crudo automáticamente a las estacio-
nes de servicio en momentos en que registran ganancias gigantescas.
De los 50 millones de barriles que liberará Estados Unidos, 18 millones serán vendidos directamente en los próximos meses; mientras que los otros 32 millones entrarán al mercado bajo un sistema de “intercambio”, pues serán devueltos a las reservas en unos años.
Fuente: www.ambito.com