Elecciones en Honduras: Xiomara Castro aventaja al candidato oficialista Nasry Asfura

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El Consejo Nacional Electoral (CNE) dijo que Castro tiene el 53% de los voto computados, frente al 34% con el que cuenta Asfura. Hasta ahora se han contabilizado el 16% de las actas de votación, dijo la autoridad.

Si gana la abanderada Xiomara Castro, se convertiría en la primera mujer presidenta de Honduras y marcaría el regreso de la izquierda al poder por primera vez desde que su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, fue depuesto en un golpe de Estado en 2009.

Al cerrarse las urnas, el partido gobernante declaró la victoria de su candidato, el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, mientras que Zelaya hizo lo mismo por su esposa. Sin embargo, inconvenientes en cientos de sitios de votación probablemente retrasarán los resultados, dijeron funcionarios.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) dijo que más de 2.7 millones de hondureños habían sufragado hasta el cierre de las casillas, una cifra que el describió como una participación masiva, y con más sufragios aún por contabilizar ya que las personas que siguieron formadas pudieron emitir su voto.

El presidente del CNE, Kelvin Aguirre, dijo que ya se había superado la participación total de las elecciones de hace cuatro años. Pero casi el 8% de los 5,755 lugares de votación tenían problemas de transmisión para el recuento ante las autoridades electorales, lo que retrasará los resultados.

A nivel nacional, unos 5.2 millones de hondureños fueron llamados a votar en una contienda en la que el Partido Nacional luchó por deshacerse de escándalos de corrupción

Durante meses, Castro ha buscado unificar la oposición al presidente saliente Juan Orlando Hernández, quien ha negado las acusaciones de tener vínculos con pandillas poderosas. Existe una investigación abierta en Estados Unidos que presuntamente lo vincula con el narcotráfico.

Después de aliarse con quien obtuvo el segundo lugar en las elecciones presidenciales de 2017, un popular presentador de televisión, la mayoría de las encuestas reforzaron la condición de Castro como favorita.

«No nos quedemos en casa, este es el momento. Es el momento de sacar a esta dictadura», dijo Castro, de 62 años, mientras reporteros la rodeaban justo después de votar en la ciudad Catacamas. «Este momento es ahora o nunca», añadió.

La candidata dijo que confiaba en que los votantes informaran sobre cualquier problema que vieran y que los observadores internacionales también ayudarían a garantizar un voto justo.

«ESTO ES HONDURAS»

La elección es el más reciente foco político álgido en Centroamérica, desde donde miles de migrantes salen con destino a Estados Unidos y un punto de tránsito clave para el tráfico de drogas, y donde ha crecido la preocupación por gobiernos cada vez más autoritarios.

El voto también provocó forcejeos diplomáticos entre Pekín y Washington después de que Castro dijo que ella abriría relaciones diplomáticas con China, restando importancia a los lazos con Taiwán respaldado por Estados Unidos.

El principal rival de Castro es Nasry Asfura, del Partido Nacional, un rico empresario y alcalde de la capital, Tegucigalpa, que ha intentado distanciarse del impopular gobernante.

Asfura dijo a la televisión hondureña que acataría el resultado de la votación. «Lo que el pueblo hondureño quiera al final yo lo respeto», afirmó.

Algunos votantes consultados por Reuters expresaron descontento con su elección al sufragar, pero muchos otros tenían claros favoritos.

«Estoy en contra de tanta corrupción, pobreza y hasta narcotráfico», dijo José González, de 27 años, un mecánico que estaba formado afuera de un centro de votación acompañado de su pequeña hija. Afirmó que votaría por Castro.

La disputada reelección de Hernández en 2017 y sus secuelas cobran gran importancia. Los informes generalizados de irregularidades en los comicios de hace cuatro años provocaron protestas que se cobraron la vida de más de dos docenas de personas, pero la victoria de Hernández fue finalmente aprobada.

Alexa Sánchez, una estudiante de medicina de 22 años, descansaba en una banca mientras escuchaba música en sus auriculares y dijo que votó a regañadientes por Castro.

«Honestamente, no era como que había tantas buenas opciones», dijo, y agregó que era muy escéptica sobre el voto limpio. «No lo creo», afirmó. «Esto es Honduras».

CAMPAÑA MUY DURA

Numerosos observadores electorales nacionales e internacionales seguían de cerca la votación del domingo, incluyendo una misión de 68 miembros de la Unión Europea.

«Abogamos por elecciones libres, limpias y en paz», dijo la jefa de observadores Zeljana Zovko, y agregó que su equipo había observado una votación mayormente tranquila con una alta participación, aunque la mayoría de las mesas de votación no abrieron a tiempo.

Mientras tanto, la tensión electoral se manifestó en algunos vecindarios de Tegucigalpa el sábado por la noche.

Algunas empresas optaron por tapar las ventanas de los escaparates, mientras que al menos dos concesionarias de automóviles en un área cercana a las oficinas del presidente habían vaciado sus lotes de autos. En el pasado, esa parte de la ciudad ha sido sede de protestas estridentes.

«La campaña ha sido muy dura», dijo Julieta Castellanos, socióloga y exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, especialmente después de que Castro selló en octubre una alianza de oposición con quien ocupó el segundo lugar en los comicios de 2017 que, según ella, «generó una gran expectativa».

Castellanos dijo que la violencia después de estas elecciones es posible si la contienda es especialmente reñida, si se presentan un mayor número de denuncias y dan lugar a sospechas de fraude a gran escala, o si los candidatos se declaran victoriosos de forma prematura.

El domingo por la tarde, el líder del Partido Nacional, Fernando Anduray, hizo tal declaración, asegurando que Asfura ganaría mientras aún se realizaba la votación.

Además de la carrera presidencial, los votantes también están decidiendo la composición del Congreso unicameral de 128 miembros, más funcionarios de unos 300 gobiernos locales.

En el barrio de clase trabajadora Kennedy de Tegucigalpa, el contador José de 56 años, quien se negó a dar su apellido, dijo que se quedaría con el partido gobernante.

«Tengo esperanza que Tito Asfura pueda cambiar todo esto», dijo, usando el apodo del alcalde. «Mire, aquí la corrupción es de todos los gobiernos», agregó.

Fuente: www.ambito.com

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