Si bien es una tendencia que no es nueva, la aceleración de la inflación de los últimos meses y el plan que está adoptando el Gobierno profundizó la caída en la demanda y la búsqueda de ofertas. Cuáles son las categorías que más caen y las que aún resisten
Hace ya tiempo que los consumidores comenzaron a ser más selectivos a la hora de hacer las compras. La inflación no es un problema nuevo en la Argentina y muchos sectores acumulan años de pérdida de poder adquisitivo, lo que ha impulsado a los trabajadores más castigados a buscar opciones; incluso en el rubro de alimentos, que es lo último de lo que una persona prescinde. En los últimos meses la inflación se aceleró fuertemente, cerró el 2023 con un alza de 211% y en el primer bimestre del 2024 ya acumula cerca de 40 puntos, por lo que la crisis del salario real se agravó y también las expectativas, en un contexto de reacomodamiento de precios relativos y de fuertes ajustes en los precios de muchos bienes y servicios que habían sido pisados durante el gobierno anterior. En este contexto, a los consumidores no les queda más remedio de abandonar muchos productos que antes consumía, cambiar de marcas en muchos casos y aprovechar las promociones en cada experiencia de compra.
“Sucede de todo -explica el director comercial de la consultora Nielsen, Javier González-, en algunos casos tenés gente comprando la marca líder pero en menor cantidad; hay algo de migración a marcas B y hay también un cambio de categorías hacia algunas más económicas o para seguir comprando una marca A. Pasa mucho en alcoholes, por ejemplo, que tal vez dejan de comprar un vino barato para comprarse una cerveza de marca líder”. El ejecutivo remarcó que se está observando un crecimiento en el mix de segundas marcas, pero también admitió que hay que esperar un tiempo más para detectar si se trata de una tendencia de cambio de hábito o si puede deberse a que directamente los consumidores abandonan esa categoría.
En una empresa láctea plantearon esta inquietud. Se les derrumbó la venta de postres más de 35% y no hubo, en ese caso, un traslado a segundas marcas. “Caen las primeras, pero las segundas se mantienen flat, es decir que ese consumo no está yendo a ningún lado. Y el problema es que cuando la gente se acostumbra a otro hábito, como puede ser la leche o la fruta, como sustituto del postre, es difícil recuperar ese consumidor”, dijeron en la compañía.
Los datos de febrero de consumo masivo repetirían la tendencia de enero, que mostró una contracción del 3,8% en el total de los canales, pero las grandes cadenas cayeron 8,3%, mientras que los autoservicios independientes registraron un alza del 0,5%, según datos de la consultora Scentia. La información preliminar del canal moderno indica que algunos grandes supermercados acumularon, al 25 de febrero, una contracción de 10 puntos, pero el dato final será público recién a mediados de mes. La menor baja de los autoservicios tiene que ver con el achicamiento de la brecha de precios que existía hasta el momento, en favor de las cadenas. Tras la devaluación, esa diferencia de hasta 40 puntos se achicó y ya no hay prácticamente distancia entre precios de un mismo producto en muchos casos.
Fuente (Infobae)