Apunta a quienes terminaron el secundario, con beneficios para personas no binarias. También se extendieron las Becas Progresar.
No les des pescado, enseñales a pescar. Viene de un proverbio chino, pero en Argentina se usa como eslogan liberal al lado de la estampita de Milton Friedman. Y ahora es una de las premisas que cruzan los programas laborales del Ministerio de Trabajo: formar, dar herramientas y sumar empleados en un mundo complejo y una coyuntura que roza el drama. En el país hay 680 mil jóvenes sin trabajo, y al menos 420 mil tienen secundario completo. Parece que aún sabiendo pescar, hay quienes se quedaban sin pescado.
Claro que allí se abre otro debate sobre si la escuela es formación suficiente en el arte de la pesca o no. Pero sobre esa base de formar, capacitar e incorporar jóvenes al mundo del trabajo, y a partir de la premisa declarada de «brindar experiencia» que sino no obtendrán de otro modo, es que ahora el Estado intenta revisar sus programas de inserción laboral juvenil con el lanzamiento del programa Te Sumo.
Los primeros datos son auspiciosos: al cierre de esta nota había casi 24000 jóvenes inscriptos y cerca de 500 empresas interesadas en los beneficios asociados. Además, varios miles habían cargado su CV o creado uno directamente en la plataforma. Todas estas operaciones las podés hacer acá.
Este programa alcanza un universo extremadamente golpeado en un contexto que es complejo: los números del Centro de Estudios Metropolitanos indican que en 2020 se perdieron casi 4 millones de puestos de trabajo y al menos un tercio corresponde a empleo joven. La Organización Internacional del Trabajo habla de casi 10 millones de jóvenes desempleados en América latina.
El panorama del empleo joven en Argentina
El 30,7% de la juventud está desempleada. Entre mujeres es más agudo: son el 36,9%, contra el 26,7% de los varones. Ante ese panorama, Te Sumo da la posibilidad de una inserción laboral apuntalada con capacitación: los programas para micro, pequeñas y medianas empresas suponen unos meses de formación conjunta con trabajo y luego la contratación plena. En ambos casos, el Estado garantiza una reducción en la carga tributaria para los empleadores y una parte del salario que, según declaraciones de funcionarios, iría entre el 50% y el 90% (el decreto no lo estipula).
Tampoco está en el decreto 493, publicado ayer en el Boletín Oficial, el monto salarial. Desde Trabajo dicen que los aportes serán de $18.000 en las micro, $14.000 en las pequeñas y $11.500 pesos para medianas. Esos valores, dependiendo de si representan una ayuda del 50% o del 90%, elevan los eventuales salarios a cifras que van de los $20.000 a los $40.000.
Toda esta erogación, prevista por 12 meses en principio, será costeada con fondos del Tesoro Nacional para «proteger» los de la ANSES. Según el ministro Claudio Moroni, aspiran a abarcar la mayor parte de ese universo de 680 mil jóvenes, aunque la partida destinada actualmente contempla solo 50 mil empleos/aportes estatales.
Qué pasa con el trabajo precario
Dos cuestionamientos fuertes aparecen con el programa Te Sumo y apuntan a lo mismo: la precariedad. Desde la OIT alertan que el empleo precario es uno de los males de época para la juventud. Por eso, desde Trabajo dijeron que una vez cumplidos los 12 meses del programa se estima que los salarios de trabajadores que sean incorporados definitivamente serán abonados por el Estado en un porcentaje no definido que va del 30% al 50%.
Otro foco de cuestionamiento gira en torno a la eventual merma de empleados registrados «más caros» para reemplazarlos por jóvenes «más baratos» o costeados parcialmente por el Estado. En ese sentido, el decreto 493 estipula que la nómina de empleados de cada empresa adherida al programa deberá mostrar incremento respecto del último mes previo a la rúbrica del decreto. Esa será la base para comparar y evitar que los jóvenes que se sumen sean piezas de recambio que apalanquen la precarización.
«Alentar con incentivos o subsidios a las empresas, particularmente a las pymes, a que contraten personal joven; y a la vez solventar el proceso de capacitación o adaptación de los conocimientos o capacidades que tengan los pibes a las necesidades del trabajo que le ofrecen», es una de las premisas del programa. Parece atender a uno de los reclamos eternos del sector empresario, que es la falta de incentivos para contratar. Que es un eufemismo para decir que hacerlo es riesgoso y caro. Que es un eufemismo para decir que quieren mantenerse a flote de los vaivenes que la economía argentina tiene. Eso no tiene eufemismo.
Las micro, pequeñas y medianas empresas que se sumen e incorporen jóvenes del programa a su nómina de empleados tendrán un incentivo clave: una disminución del 90% en las contribuciones patronales por cada trabajador varón y que llega al 95% en el caso de contrataciones de mujeres y personas no binarias (sin necesidad de haber hecho cambio de DNI o registro).
Las condiciones de formación
Te Sumo es un programa específico para quienes terminaron secundario, y desde Trabajo apuntan a 420 mil jóvenes de ese universo de desempleados. El resto, unos 260 mil, deberían ser capacitados más intensivamente por fuera de este programa.
Un «detalle» que parece ir a contramano de lo que, en estos días, marcó el presidente de una automotriz japonesa que señaló que no podía conseguir jóvenes con secundario completo para cumplir 200 puestos de trabajo bien remunerados en la zona de Zárate, en la provincia de Buenos Aires.
Un informe del observatorio Argentinos x la Educación firmado por Mariano Narodowski conjetura que eso se produce por cuestiones aspiracionales de aquellos que tienen título secundario y serían jóvenes de clase media que no quieren trabajos industriales.
El mismo informe recoge un dato llamativo: solo el 2% de los estudiantes varones pobres termina el secundario.
Extensión de las Becas Progresar
Para quienes no hayan terminado sus estudios, se extendió hasta el 31 de agosto el plazo para inscribirse a Becas Progresar, que otorgan $3600 pesos a jóvenes de entre 18 y 24 años que quieran terminar estudios primarios, secundarios o superiores de capacitación profesional. También alcanza excepcionalmente a personas de hasta 35 años con niños menores a cargo en hogares monoparentales. Y hay excepciones extra para quienes estén estudiando enfermería.
Fuente (Pagina 12)