Se denomina “Teorema de Baglini” al concepto que sostiene que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder. La otra cara de la misma
moneda es el “Síndrome del Sufragio” que determina que a medida que se acercan las elecciones, la elasticidad de las relaciones y variables macroeconómicas se agravan. Es decir, que, ante un cambio en el Gobierno
(Poder Ejecutivo) y de acuerdo a dicha transición y/o expectativas del mismo, se aceleran las variables económicas más volátiles (Dólar, Bonos, Acciones, Deuda) y se ralentizan las medidas más estructurales (Inversión y Consumo).
Fácil de recordar, es la última elección Presidencial (PASO, agosto 2019), con una depreciación del tipo de cambio de 23% en el primer día hábil post elecciones.
A menos de 30 días de las Elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), los desafíos que tiene el Ministro de Economía y Precandidato a Presidente (Sergio Massa), en principio son temerarios. A sabiendas del Síndrome del Sufragio,
el Gobierno encara un segundo semestre con una economía frágil y debilitada; y con el calendario electoral, que cataliza todo tipo de condicionamientos – limitantes. Se profundiza la volatilidad y se aceleran las especulaciones.
Con un nivel de Reservas del BCRA (26.416 Millones de Dólares al 11/07/23), la maniobra para contener los dólares paralelos es de poco alcance. El Ministro Massa ha logrado cierta estabilidad monetaria a base de aplomo,
confluencia política y expectativas, pero sin capacidad técnica (activos del BCRA). En el otro vértice, la confianza social se resguarda en moneda fuerte (dólar), precipitando la depreciación de los diferentes tipos de cambio. En solo 2 días, el tipo
de cambio paralelo (Blue), se depreció un 4,4%.
La deuda pública, el otro factor sensible en este combo electoral. Una deuda de U$s de 44.000 Millones de dólares solo con el FMI (contraída en Mayo/2018), es la punta del iceberg. El gobierno negocia a contrarreloj, la posibilidad de dilatar los pagos programados y despejar cualquier auditoria del FMI para los próximos meses. El Ministro de Economía buscar tranquilizar o sosegar cualquier aspecto exógeno al proceso electoral. Con escasa posibilidad de pagar, la política y su
destreza de negociación, resultan ser los resortes para amortiguar dicho impacto. La última variable de este cóctel económico es la Inflación.
Como se puede observar en el gráfico anterior, la evolución de la inflación en los últimos 18 meses, se comporta con una tendencia al alza. Con un pico de 8,4% mensual en abril/23. El acumulado a junio/2023 – de manera interanual – es de
115,6%.
En rigor, este trípode económico, a priori, parece indomable. El gobierno nacional apuesta a estabilizar algunos guarismos macroeconómicos y poder así, recoger los frutos electorales.
Fuente (CEDMA)