El gobierno espera que el Canciller Santiago Cafiero obtenga una definición de EEUU sobre las negociaciones de la Argentina con el FMI. Bajó el ritmo de las conversaciones entre el staff y el Palacio de Hacienda.
“Las negociaciones con el FMI venían a un muy buen ritmo, pero algo pasó que ahora se frenaron”, comentan en los pasillos del Palacio de Hacienda.
El enfriamiento en las conversaciones técnicas comenzó desde las oficinas de Washington, afirman, aunque llamativamente ese freno no generó mayor preocupación en el Gobierno.
Hasta el momento las idas y vueltas con el organismo multilateral -lógicas en una negociación- tenían cierto margen de maniobra toda vez que recién en marzo el país debe hacer frente a un pago al Fondo superior a los 2.800 millones de dólares. Pero promediando enero y sin señales aún de que en febrero se pueda concretar un acuerdo, ya en los mercados comenzaron a estimar que el arreglo con el FMI podría recién alcanzarse en el segundo trimestre del año.
La estrategia oficial, ante la falta de definiciones de Estados Unidos en el sentido de apoyar a la Argentina para cerrar un acuerdo, tiene dos ejes. Por un lado, el viaje que emprende el Canciller Santiago Cafiero a los EEUU para fortalecer los vínculos que se definen como “muy buenos” entre ambas naciones. “Los temas de conversación son varios” responden desde la Cancillería al tiempo que “hay mucho trabajo en común en temas como cambio climático, derechos humanos y tratados de no Proliferación de armas nucleares”.
Pero preocupa la falta de definición del ala política de la Casa Blanca respecto al respaldo para que Argentina pueda encontrar un camino para afrontar el endeudamiento con el Fondo “que tomó la administración de Macri y que, sí conto, con el aval político del entonces presidente Trump”.
En el entorno de Cafiero sostienen que el canciller buscará volver con una respuesta explicita de parte de las más altas autoridades norteamericanas respecto a si se contará o no con el respaldo del principal accionista del FMI.
Apoyo
El otro eje es “negociar con una posición de fuerza” y en este sentido se explica el viaje del presidente Alberto Fernández a Rusia y a China. Desde el Gobierno se insiste que no debe ser interpretado como que Argentina se inclina por China o Rusia “creemos en el multilateral” explican en la Rosada.
Pero estas reuniones que mantendrá Fernández a principios de febrero con los líderes ruso Vladimir Putin y chino Xi Jinping se inscriben dentro de la estrategia de un “endurecimiento” de la posición nacional para conseguir mejores condiciones.
Cabe recordar que Rusia y China son los dos principales rivales de los Estados Unidos a nivel global. De ahí que fuentes de Washington revelen que las más altas autoridades del Fondo realizaron consultas a la Casa Blanca de las que resultó la directiva de negociar con más cautela con la Argentina. Y ya se sabe que los Estados Unidos tienen una posición dominante en el directorio del FMI, acompañado por Japón y Alemania.
Diferencias
“Las diferencias con la misión del Fondo no pasan por lo fiscal”, comentan en Washington. El ajuste fiscal que demanda el organismo multilateral es de un déficit primario de 2,5% del PBI, contra 2,8% que plantea la Argentina, es decir una diferencia de sólo 0,3%. La discrepancia más significativa pasa por el periodo en el cual Argentina debe alcanzar un equilibrio entre gastos e ingresos corrientes. El FMI achica ese sendero a cuatro años y, según el gráfico que mostró Guzmán en la presentación a los gobernadores, la propuesta argentina es 6 años.
El problema central, según referencias fuentes de Washington, es que Guzmán todavía no ha presentado aspectos centrales como cuál será la política antiinflacionaria.
En este contexto se explica la reunión que tuvieron el viernes pasado, técnicos del FMI con el secretario de Comercio, Roberto Feletti, para que el funcionario explicara la política de precios.
Culpa
Es habitual que cuando se frenan las negociaciones con el FMI se tienda a posar la mirada en la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, Cristina que se encuentra de vacaciones en el Calafate y se ha ocupado de aclarar que ha tomado distancia de las negociaciones que Economía realiza con el FMI.
Es que luego de las elecciones, tanto el presidente como Cristina y Sergio Massa están en la misma sintonía respecto a que no acordar con el FMI plantea un escenario complicado para la recuperación de la economía.
Consecuencia
En el gobierno están convencidos de la importancia de contar con un nuevo programa con el FMI. Conocen que de no lograrse las consecuencias serían negativas para el país. En este sentido, el Centro de Estudios Equilibra hizo un ejercicio para analizar alguna de las consecuencias. Por ejemplo: la actividad caería en promedio 2% y la inflación se aceleraría al 85%, el riesgo país como la brecha cambiaria aumentarían. Es decir, una depreciación del tipo de cambio real con fuerte recesión.
El incumplimiento con los pagos al FMI implicaría, además: el cierre del acceso al financiamiento a la mayoría de los organismos financieros internacionales; pago de intereses punitorios al Club de Paris; y el sector privado perdería cartas de crédito de exportación, acceso preferencial a mercados internacionales e Inversión Extranjera Directa.
Escasez
La demora en las negociaciones con el Fondo pone en alerta al Banco Central. Un dato: los activos externos netos se ubican en 3.500 millones de dólares contabilizando los Derechos Especiales de Giro que aún conserva la entidad de acuerdo con los cálculos de Ecolatina. Según esta consultora, se encuentran camino a mínimos históricos: están a menos de 100 millones de dólares del menor valor registrado desde la salida de la Convertibilidad.
Fuente (Ambito)