El texto ya había sido aprobado por la Cámara y buscaba equiparar esas dos tipificaciones con el racismo y la discriminación religiosa en el Código Penal.
Sin embargo, encontró fuerte resistencia en el Senado, que está más fragmentado políticamente que la Cámara.
No fue rechazado el proyecto en sí mismo, sino que su tramitación fue paralizada tras a un instrumento apodado en Italia como «tagliola» («trampa»), por medio del cual cualquier senador puede pedir una votación antes del análisis de los artículos del texto.
Si la solicitud es aprobada, la tramitación del proyecto se interrumpe hasta que se llegue a un acuerdo.
En este caso, la suspensión fue solicitada por los partidos de ultraderecha Liga y Hermanos de Italia (FdI), con ayuda de la presidenta del Senado, la conservadora Elisabetta Alberti Casellati.
Pese a los llamados de la centro-izquierda para una votación abierta, Casellati determinó que el escrutinio sobre la «tagliola» fuera secreto, y terminó con 154 votos a favor de la interrupción y 131 en contra, además de dos abstenciones.
El proyecto tiene el apoyo declarado del Partido Democrático y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que no cuentan con mayoría absoluta en el Senado.
El resultado de hoy no es una derrota definitiva, ya que el proyecto puede volver a tratarse, pero la atención del parlamento italiano se volcará ahora a la ley de presupuesto -a partir de noviembre- y la elección del próximo presidente, a partir de enero.
Fuente: www.ambito.com
