Comenzaron por entonces los insultos, agravios, descalificaciones. Tampoco faltaron las mentiras con los números (como que la inflación iba al 17.000 %) o relatos absurdos, como que venimos de los peores 70 años de la historia.
Hay un coro de voces: primero improvisa el presidente, inmediatamente lo replican el grupo de periodistas de los medios concentrados, y en las redes las ¿fuerzas del cielo? Bien ensobradas, seguramente. Y muchas voces incautas lo repiten como si rezaran un pasaje de la Biblia.
Es así como este gobierno ha conseguido poner a buena parte de nuestro pueblo en estado de indolencia, desinterés, apatía, abulia, hastío… o quizás queda más claro si lo definimos como “estado de guerra civil cognitiva”. Es tan grave que pareciera no haber evidencias suficientes para convencer de salir de ese estado.
Esto es posible porque son los únicos que ponen voz a su relato. Y si nadie contradice lo que dicen, queda como posverdad.
Todas las instituciones están corroídas y no generan confianza alguna.
Es lamentable porque, en la vereda de enfrente, hay un elevado porcentaje de argentinos que saben que las cosas no son así. Pero ¿dónde está su representatividad? El movimiento que los contenía se convirtió en partido totalmente inoperante y cooptado por los egos. Se han abandonado las prácticas de la militancia mano a mano.
Tampoco los trabajadores sienten representación. ¿Cuántos afiliados menos a sindicatos hay? Además, el mercado laboral está desestructurado, con gran informalidad. Hoy los derechos laborales son pisoteados (y lo sabemos desde hace más de un año), pero la conducción responde tibiamente. Por la misma razón explicada más arriba, han dejado de creer y perdido sus esperanzas. Por eso se comprende que las bases no hayan presionado a sus dirigentes.
Como si esto fuera poco, nuestro presidente se rinde a los pies de otro excéntrico como Trump, y ya somos una colonia más de los Estados Unidos. Nada haremos sin su consentimiento porque nos vemos doblegados con la deuda eterna gracias a Caputo en sus dos períodos (Macri – Milei).
Pero debemos despertar. La dirigencia debe dejar de especular. O sos nacionalista o sos traidor a la patria. Y cuando hablamos de nacionalismo, decimos cuidar antes que nada a nuestro pueblo: jubilados, estudiantes, discapacitados, nuestras pymes, nuestras industrias, nuestros productores del campo. Basta de importar productos que podemos proveernos nosotros mismos. Pero fundamentalmente, basta de mentirnos con los números. Basta de hacernos creer que “entramos al mundo” cuando sólo se va a pedir limosna.
No hay vueltas. Los políticos deben despertar, el movimiento obrero debe dejar de estar resquebrajado, y este 18/12/25 es la oportunidad de expresar la lucha. Debemos convencer que sólo el pueblo salvará al pueblo. Si la dirigencia tiene voluntad de hacerlo, sin dudas será acompañada. Pero no para el 2027: para hoy.
Comisión Permanente de Homenaje a Héroes y Mártires del 9 de Junio de 1956
Rufino Mendez – Mario Huss – Edgardo Massarotti – Juan A. Mendez










