en el canje para bancos que rescindieron sus puts, participó apenas el 26%

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El Ministerio de Economía concretó este jueves el canje de deuda en pesos exclusivo para bancos que habían aceptado rescindir los seguros del Banco Central sobre títulos públicos, con bajo entusiasmo por parte de las entidades financieras involucradas. De la conversión apenas participó el 26%, según informó la cartera que conduce Luis Caputo.

Como había adelantado Ámbito, la propuesta que había puesto sobre la mesa la Secretaría de Finanzas no resultaba de gran atractivo para los bancos dado que implicaba extender la duración de los bonos en cuestión y el premio ofrecido por participar de la operación no era tan cuantioso en términos de la ganancia potencial respecto de los precios de mercado (Portfolio Personal Inversiones lo había calculado en 0,56%). De cualquier manera, había dudas respecto de si igualmente iba a haber un buen nivel de adhesión.

Con todo, finalmente, del total de $13,17 billones en títulos que estaban habilitado para participar de la conversión (los bonos que actuaban como colaterales de los puts que rescindieron los bancos), se canjearon $3,76 billones medidos a valor técnico.

De cualquier manera, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, celebró que «se extendió la vida promedio de la deuda del Tesoro en 0,86 años» y que se redujeron los intereses «de aquellos títulos con cupones de 1,06% a 0%, en línea con la estrategia de reducir la carga financiera y extender el perfil de vencimientos del Tesoro».

«El resultado de esta licitación refleja que las entidades en general no presentaban necesidades de rotación de sus activos, aún después de la venta de las opciones de liquidez», señaló, por su parte, Felipe Núñez, integrante del equipo de Caputo.

Detalles del canje

Los títulos elegibles eran nueve BONCER (bonos atados a la inflación) y a cambio ofrecían cuatro BONCER y una LECAP (letra a tasa fija). Los tenedores de los bonos TX25 (a noviembre de 2025), TZXD5 (a diciembre de 2025) y TZXM6 (a marzo de 2026) podrán canjearlos por el TZXD6 (a diciembre de 2026). Los que posean el TZX26 (a junio de 2026) y el TZXM7 (a marzo de 2027) podrán cambiarlos por el TZXD7 (a diciembre de 2027). Quienes tengan el T3X5 (a junio de 2025) recibirían el TZX25 (también a junio de 2025). Los tenedores del T4X4 (a octubre de 2024) y el T2X5 (a febrero de 2025) podrán canjearlos por el TZXD5 (a diciembre de 2025). Y los acreedores de T2X5 (a febrero de 2025) podrán obtener la LECAP S31M5 (a marzo de 2025).

Es decir, la propuesta contemplaba que los bancos pasaran a hacerse en general de títulos más largos de los que tenían. Como contrapartida, los bonos que recibirían eran en general más líquidos. Pero, en general, los analistas no veían grandes incentivos técnicos para participar e incluso algunos consideraban que representaba un deterioro de la situación de las entidades financieras en cuanto al descalce con los depósitos de sus clientes.

En concreto, Economía recibió 50 ofertas para participar del canje por un valor nominal total de $1,81 billones de los bonos elegibles, que se adjudicó en su totalidad. Medido a valor técnico se trató de $3,76 billones.

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Como resultado, el próximo lunes (fecha de liquidación de la operación) se emitirán $2,77 billones de valor nominal de los nuevos títulos. Los cuatro BONCER y la LECAP a entregar ahora tendrán un valor nominal total en circulación de $38,16 billones, lo que muestra su mayor liquidez.

Luego de una larga negociación, el 18 de julio el BCRA realizó una operación mediante la cual consiguió que los bancos acepten rescindir el 78% de los seguros de liquidez sobre títulos públicos que tenían en su poder (el equivalente a $13,17 billones). Para los funcionarios, se trataba de una operación clave de cara al lanzamiento de lo que llamaron la “fase 2 de emisión cero” del programa económico.

Es que esos puts representaban una deuda latente para el Central, que para ese momento ascendía a $17,7 billones (de los cuales la amplia mayoría eran puts de estilo “americano”, que se pueden ejercer en cualquier momento). Se trata de contratos, emitidos tanto durante la gestión de Alberto Fernández como durante la de Javier Milei, que les permitían a los bancos que los hubieran comprado ejecutarlos cuando quisieran desprenderse de los títulos asegurados y obligaban al BCRA a adquirirlos a través de emisión monetaria. Es por eso que constituían una amenaza para el plan oficial de secar la plaza de pesos.

Según cálculos de la consultora 1816, hoy queda en vigencia un remanente de puts americanos de $3,1 billones que los bancos tenedores decidieron conservar en su poder y, por ende, no aceptaron rescindirlos en la operación realizada por la autoridad monetaria.

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