El Gobierno pone el foco en salarios, con miras hacia 2023

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Los altos niveles de inflación complican que la sociedad perciba una mejora de la situación económica.

La “guerra contra la inflación” del Gobierno tiene como trasfondo la necesidad de que los salarios recuperen un poco del terreno perdido en los últimos años. Este tema es uno de los puntos centrales de las discusiones internas que hoy se dan dentro del Frente de Todos, en el que todos tienen claro que la recuperación de los ingresos será vital para tener chances de reelegir en 2023.

Los datos económicos que se conocieron en los últimos días son positivos, sobre todo para una gestión que pasó una pandemia, que todavía no terminó, y ahora deberá transitar una guerra en Europa del este que ya está generando impactos en todo el mundo.

El desempleo es el más bajo desde 2016 y la economía finalizó en 2021 con un crecimiento del 10,3%, luego de la caída del 9,9% durante el pandémico 2020.

Sin embargo, esas mejoras se dan en un contexto de inflación superior al 50%, y con perspectivas al alza, que diluye la percepción en la sociedad de esos indicadores. Más aún, la economía está estancada desde hace 11 años en una repetición de marchas y contramarchas.

Carrera.

Los datos de desempleo que difundió el miércoles el Indec mostraron que el desempleo cayó al 7% de la población económicamente activa, ubicándose en su nivel más bajo desde 2016. Según el organismo, en el último año casi 1,8 millones de trabajadores consiguieron un empleo.

Al ver más profundamente esa dinámica, en base a datos del Ministerio de Trabajo, se puede observar que la mayor cantidad de puestos hoy se crean en el sector monotributista y asalariado informal. Es decir, el proceso de precarización sigue su tendencia creciente.

En ese marco entra la discusión por los salarios, que cayeron cerca del 21% en el período 2018-2020 y que el año pasado ganaron pero corrieron por detrás de los precios minoristas. Por caso, el salario bruto correspondiente a la Remuneración Imponible de Trabajadores Estables en diciembre último promedió $102.589,87. De esta forma, acumularon un aumento del 2,5 puntos porcentuales por encima de la inflación del 2021 (50,9%).

“Esto implica que la paritaria en 2021 no fue mala en términos de cifras, pero llegó demasiado tarde. Si los aumentos no se hubieran demorado hacia el segundo semestre, el salario podría haberse defendido mejor”, señaló en un informe el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (Itega).

En tanto, la pauta que tenía en mente el Gobierno para este año estaba en 40%, con la posibilidad de generar revisiones. Eso era antes de la invasión rusa en Ucrania, que ahora pondrá más presión en la inflación mundial y local. Finalmente, el Ministerio de Trabajo convalidó una suba del 45% en cuatro tramos para el salario mínimo vital y móvil. La inflación esperada en estos 12 meses es superior al 55%.

Para la consultora especializada en el mercado de trabajo Ghidini Rodil, la caída del salario es una de las características que ya está instalada en nuestro país, por lo que anticiparon una nueva pérdida por quinto año consecutivo. “Hoy las compañías de primera línea proyectan para su personal fuera de convenio un ajuste del 48%, con una inflación que se estima por arriba del 55%”, detallaron.

Estanflación.

El panorama de nuestro país va en sintonía con lo que se espera a nivel internacional: una aceleración de precios en niveles superiores a los registrados hasta el momento. En el plano local, el riesgo es una dinámica de “estanflación”, en concreto, una economía con altos niveles de inflación y estancamiento económico.

El consumo representa entre el 70% y el 75% del PIB de nuestro país. Mantener el poder adquisitivo puede ser un impulso adicional a la actividad económica, que el año pasado dejó un arrastre del 3,5% para 2022. La guerra, la inflación y la inestabilidad propia de la economía argentina ponen en riesgo esa mejora.

“Para 2022 esperamos un crecimiento pobre, traccionado por el arrastre estadístico que dejó 2021, que no será palpable por la sociedad”, señaló LCG. La aceleración de la inflación a partir del levantamiento de algunas anclas difícilmente habilite un crecimiento de los salarios y por ende del consumo, añadieron.

Por otro lado, prevén que la inversión probablemente sufra la consecuencia de un clima de incertidumbre y el impulso fiscal estará acotado por la restricción presupuestaria en el marco del acuerdo con el FMI. “El comercio exterior podrá aportar algo, en la medida que el alza de precios sea percibida como una señal potencialmente apropiable por el sector, pero lo hará en el margen”, concluyeron.

2023, en la mira.

La coalición gobernante expuso abiertamente sus internas desde la derrota en las PASO del año pasado y estas recrudecieron con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. En las elecciones, la vicepresidenta había criticado la política económica del ministro de Economía, Martín Guzmán, a lo que ahora se suma un entendimiento con el organismo multilateral al que consideran malo para Argentina.

Otra demostración del descontento del kirchnerismo la dio hoy el diputado y líder de La Cámpora, Máximo Kichner. “Lo que tenemos que entender es que cuando la gente está presente en un gobierno, cuando la gente es parte, lo banca y hace lo que tiene que hacer, lo malo es menos malo y lo bueno es más bueno. Es con la gente adentro, siempre”, afirmó en declaraciones a militantes.

Mientras tanto, el presidente Alberto Fernández habla públicamente de la necesidad de la unidad y endurece su discurso contra los “empresarios especuladores” que remarcan los precios. Un gesto al kirchnerismo. Nadie dentro del FdT duda que permanecer unidos es la única garantía del peronismo para conservar las chances de reelegir en el 2023.

Para los funcionarios referenciados en el Presidente, incluso para él mismo mandatario, el acuerdo con el FMI contribuirá a reducir las incertidumbres cambiarias y anclar las expectativas de devaluación, “contribuyendo al descenso gradual de la inflación”. Esta última es una reflexión que consignó en su último informe de política monetaria el Banco Central, aunque deberá verificarse a lo largo del año.

En cuanto a la lucha contra los empresarios, esa contienda puede ser contraproducente para los acuerdos de “precios y salarios” que propicia el Ejecutivo. La próxima semana, Fernández convocará a sindicalistas y las principales cámaras empresarias para “anclar expectativas” con el fin de mantener la inflación por debajo del 45%.

El encuentro iba a darse esta semana, pero el Presidente esperará a que regresen de sus respectivos viajes por Francia y Estados Unidos, sus dos alfiles del gabinete económico: Guzmán y el titular de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. La misma estrategia de “concertación” no dio los resultados esperados el año pasado, pero el Gobierno insistirá con la misma receta.

Fuente (El economista)

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