Durante el encuentro, la señora se subió la manga del vestido para mostrarle al papa el número con el que los nazis marcaban a los prisioneros, el tatuaje que aún tiene en su brazo izquierdo lleva el número 70072. Francisco la abrazó y habló con ella unos minutos antes de regresar al palacio apostólico.
Ambos pudieron intercambiar algunas palabras y la mujer indicó al papa el número tres, los años con los que entró en el campo de concentración.
Maksymowicz vive en Cracovia y fue deportada en 1943 al llamado Pabellón de los niños, en ese lugar fue víctima de los experimentos atroces del criminal de guerra Josef Rudolf Mengele. Actualmente ella se encuentra en Italia para la presentación del documental que cuenta su vida y que lleva como título el número que le tatuaron: «“70072, la niña que no sabía odiar”, un proyecto de la asociación «Memoria Viva».
Periodistas en la celebración del Vaticano, lograron captar el importante y noble gesto del pontífice argentino.
En 2016, Francisco visitó el campo de concentración de Auschwitz durante su viaje a Polonia, en donde se encontró con un grupo de sobrevivientes del Holocausto nazi. Fue el tercer pontífice en visitar Auschwitz después del polaco Juan Pablo II en 1979 y el alemán Benedicto XVI en 2006. En el recorrido, el Papa rindió un sentido homenaje a las víctimas del nazismo, donde transitó en silencio el lugar donde fueron exterminados más de un millón de personas.
Fuente: www.ambito.com
