La medida ya había sido aprobada hace unas semanas por la Cámara, pero después fue modificada por el Senado por lo que tuvo que volver a ser refrendada por los diputados.
Al tratarse de una segunda votación de la Cámara, los diputados solo se encargaron de analizar los cambios realizados por los senadores, sin volver al proyecto original del gobierno. Una vez concluida la votación de la Cámara, el documento se enviará a Bolsonaro para su promulgación.
La privatización de la empresa estatal fue aprobada justo en el límite de tiempo; ya que un día más tarde, el 22 de junio, el texto hubiera perdido vigencia y no se hubiese podido relanzar antes de 2022, un año electoral.
Esta votación fue una victoria para la agenda del ministro de Economía, Paulo Guedes, que buscaba avanzar en su primera gran privatización. El modelo de privatización propuesto para la empresa es la capitalización, que prevé la emisión de acciones de forma que se disminuya el peso del Estado en el control de la empresa.
Actualmente, el Estado tiene el 60% de las acciones de Eletrobras, empresa de capital abierto que cotiza en la Bolsa de Valores de San Pablo, pero con la capitalización su participación podría caer hasta el 45%, de forma que dejará de ser el socio mayoritario.
La participación de cada accionista o grupo de accionistas, en tanto, no podrá pasar el 10% y el Estado mantendrá la llamada «acción de oro», usada para que el Gobierno pueda intervenir con su última palabra.
La previsión del Gobierno es privatizar Eletrobras antes de febrero del 2022, tras concluir los trámites necesarios, incluyendo estudios realizados por el Banco Nacional del Desarrollo Económico y Social.
La expectativa es captar hasta 60.000 millones de reales (11.800 millones de dólares), 25.000 millones de los cuales irían a las arcas de la empresa, mientras que el resto se destinaría a programas públicos de reducción de tarifas y de desarrollo, según estimaciones de expertos.
Fuente: www.ambito.com