Cuba y las manifestaciones

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El domingo 11 de julio, en las calles de La Habana, se dio una de las mayores manifestaciones en muchas décadas. Recordando la antigua frase de “Patria o Muerte”, los y las cubanas, en su mayoría jóvenes, marcharon convocados por eslóganes como “Patria y Vida”, “Libertad” y “Abajo la Dictadura”.

Lo que comenzó en algunas pequeñas ciudades, al poco tiempo se extendió a otras.

Las últimas de las grandes protestas ocurrieron en 1994 y fueron conocidas como “Maleconazo”.

Como siempre, una combinación de factores puede llevarnos a entender la actual crisis en Cuba:

  • Mala gestión sanitaria de la pandemia: según cifras oficiales, el sábado anterior a las manifestaciones, se reportaron6.750 contagios y 31 muertes, aunque numerosos grupos opositores denuncian que las cifras no son reales   y que muchos fallecimientos por covid-19 son atribuidos a otras causas. Según datos extraídos del sitio https://ourworldindata.org, la cantidad de casos de Coronavirus ascienden a 256 mil. La situación se ve agravada en la medida en que la capacidad de los diferentes hospitales públicos se vio superada.
  • Ausencia de vacunas contra el Covid 19, aunque las autoridades de ese país sostienen que se estás desarrollando dos vacunas contra el Coronavirus, Abdala y Soberana, no más del 27 % de la población ha recibido una dosis de vacuna.
  • Crisis económica, profundizada pero no provocada por la situación de pandemia, expresada fundamentalmente en una creciente inflación, cortes de electricidad apagones y escasez de comida, medicamentos y productos básicos. En 2020 el PBI de Cuba se contrajo en alrededor de un 10%, siendo el turismo (uno de los sectores económicos que más divisas le aporta a la isla) uno de los sectores más afectados. A comienzos de este año, el gobierno propuso un nuevo paquete de reformas económicas que, si bien aumentaron los salarios también provocaron suba de precios.Algunas estimaciones sugieren éstos podrían subir entre el 500% y el 900% en los próximos meses.
  • Creciente pérdida de legitimidad política del régimen cubano. Los manifestantes son en general jóvenes, tercera generación después de la revolución de 1959. La mayoría de ello no conocieron a Fidel Castro (si sus abuelos). Si la calidad de vida de la población en general no mejora desde hace décadas (a diferencia de China, por ejemplo) ¿qué ofrece el régimen cubano para recrear esa necesaria legitimidad para gobernar?
  • Parte de los movilizados se convocaron a través de las redes sociales. Si bien el acceso a internet abarca a no más del 60% de la población, la combinación de ésta y redes sociales se muestra como una eficaz fórmula de movilización y estructuración de demandas políticas (recordemos la así llamada Primavera árabe).
  • El bloqueo norteamericano, de octubre de 1960, es a esta altura casi simbólico: no comprende ni alimentos (de hecho Cuba compra buena parte de lo que consume en alimentos a EE. UU.), como tampoco medicinas.
  • Los antiguos aliados políticos de Cuba ya no pueden desempeñar el papel que antaño realizaba: la URSS implosionó en 1991 y se sumergió en un capitalismo de mafiosos; Venezuela, si bien es el segundo socio comercial de Cuba atraviesa una creciente crisis y China, que ha prestado millones de dólares a Cuba y por ello tiene acceso a su petróleo, pero no olvidemos que mientras Cuba era una fuerte aliada de la URSS en épocas de la Guerra Fría, China era rival de la URSS.
  • Sin hacer pronósticos aventureros, entiendo que puede haber dos respuestas frente a la crisis: creciente utilización de la violencia y violaciones a los DDHH (con el resultado de una cada vez mayor pérdida de legitimidad) o que el régimen comience un gradual proceso de apertura política y económica.
  • Por último, es compleja la postura argentina, ya que hemos hecho alusiones a situaciones de otros estados (por ejemplo Colombia o Chile), pero no hemos realizado ninguna declaración frente a la situación interna de Cuba, argumentado el principio de no intervención en los asuntos internos de otros estados (¿doble estándar?). Dijo el presidente A. Fernández: “son todas cosas que deben resolver los pueblos, no soy yo quien debe decir a los pueblos que hacer. No es ni la Argentina ni ningún país del mundo el que dice lo que tiene que hacer”.
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