Chile: la izquierda e independientes dan golpe al oficialismo en la elección de constituyentes

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Con el 64% de los votos escrutados, la clase política tradicional de Chile recibía un duro golpe, sobre todo la coalición de derecha del gobierno del presidente Sebastián Piñera, que se había mostrado muy segura de poder controlar 1/3 de la futura Convención Constituyente que integrarán 155 personas electas de forma paritaria y con la inclusión de 17 escaños reservados a los pueblos originarios.

Las dos listas que aglutinan a candidatos que van desde la centro izquierda al partido Comunista, Lista Apruebo y Apruebo Dignidad, obtienen el 33,19% de los votos, mientras que la de derechas, Vamos por Chile, se queda con un 21,24%. Los independientes se imponen a los partidos tradicionales con cerca de un 40% de los sufragios.

La participación se situó en cerca de un 37% de los 14,9 millones del electorado, según una proyección preliminar.

«Se está reconfigurando el sistema político, hay nuevos aires para Chile, pero también es complejo porque se requerirá negociar con cada uno los independientes y lidiar con cada una de sus posturas dentro de la Convención Constituyente», dijo a la AFP Mireya Dávila, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Los resultados dejan claro «que la fuerza electoral de los independientes es mucho mayor de lo que una pensaba y eso confirma que la ciudadanía está harta de los partidos tradicionales».

Javier Macaya, presidente de la ultra conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido de derecha más grande de Chile, dijo que el país «ha entregado una señal que tenemos que ser capaces de escuchar. Acá los bloques políticos tradicionales no han recibido importantes votaciones».

«El pueblo de Chile ha definido en los últimos meses por una amplia mayoría ahora y en el plebiscito del Apruebo y el Rechazo, que se escriban nuevas reglas y una institucionalidad que va a requerir diálogo».

De su lado, el precandidato presidencial del Partido Comunista Daniel Jadue afirmó que «los sectores que buscan las transformaciones de este país han obtenido un triunfo tremendo y la derecha ha tenido un resultado desastroso».

Los chilenos tuvieron que elegir entre 1.373 candidatos para integrar la Convención Constitucional, entre ellos actores, escritores, profesores, activistas sociales, abogados y también políticos tradicionales.

La anterior Carta Magna, redactada durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), se considera como el origen de las desigualdades sociales en Chile.

La elección se celebró en dos días por la pandemia, luego de ser aplazada cinco semanas, desde el 11 abril, ante una nueva ola de covid-19.

Aunque no hubo encuestas y se anticipó una elección de pronóstico difícil, ningún analista anticipó la gran irrupción de los independientes ni la caída en votos de la coalición de derecha gobernante, la única que se unió para competir en esta elección.

Heraldo Muñoz, precandidato del progresista Partido Por la Democracia (PPD) dijo que «la fuerza de los independientes surge de manera muy protagónica y están dando una lección a la clase política», indicó.

«En general, la mayor parte (de los candidatos independientes) son ‘outsiders’, sin membresía partidaria con discurso crítico frente a partidos tradicionales», explicó a la AFP Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago.

La reforma constitucional fue la forma que el sistema político chileno encontró para apaciguar las masivas manifestaciones que estallaron el 18 de octubre de 2019, dejando una treintena de muertos y daños millonarios en el comercio y el mobiliario público.

Casi un mes después del comienzo de esas protestas, cuando varios edificios ardían en Santiago, las fuerzas políticas anunciaron un acuerdo para llamar a un plebiscito para decidir sobre el cambio de la Constitución, que finalmente se celebró el 25 de octubre de 2020.

Un abrumador 80% apoyó la opción «Apruebo» al cambio constitucional en un día que culminó con masivas manifestaciones. El 20% que se decantó por el «Rechazo» se concentró en las tres comunas más ricas de Chile.

Además de los constituyentes, los chilenos votaron en la ocasión por alcaldes, concejales y, por primera vez, gobernadores regionales, en otro paso hacia una sociedad más participativa.

La esperanza del mundo político es que el proceso constituyente -que tendrá una duración de nueve meses, prorrogable por una única vez por tres meses- logre pasar la página a la larga transición política que se abrió una vez que Chile recuperó la democracia en 1990.

Nunca antes los chilenos habían tenido la oportunidad de participar en la redacción y votar por una nueva Constitución, la que, según diversos sondeos, esperan que les garantice varios derechos sociales, como el acceso a la salud, la vivienda o la educación.

Fuente: www.ambito.com

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