Según la fuente estadística del Banco Mundial, a nivel global se destaca que los trabajadores públicos poseen mayor nivel educativo y capacidades cualitativas que los trabajadores privados. No caben dudas que el preconcepto, no es solo argentino, sino que a nivel mundial también genera contradicciones. Tal es así, que la doctrina económica
tradicional, reafirma que el sector privado es el pujante, innovador y eficiente. Desde el “Consenso de Washington” hasta la actualidad, todavía se coloca a los sectores públicos y privados como antagónicos, sin considerarlos aliados, complementarios y necesarios para el desarrollo económico – social.
Bajo este contexto, la mirada también subyace en la calidad del empleo público, que se prejuzgaba en su integridad educativa y técnica. En rigor, el Banco Mundial, analiza una serie de países comparando el nivel de capacitación de los trabajadores públicos de estamentos nacionales y su correlato con el empleo privado. En España, por ejemplo, el
66% de los trabajadores del sector público posee algún título de educación terciaria, frente al 36% del sector privado. De hecho, en todos los países para los que hay datos disponibles (36), con la única excepción de Luxemburgo, los trabajadores con un nivel educativo superior representan una proporción mucho mayor en el sector público que
en la empresa privada, con una diferencia media de 28 puntos porcentuales.
La explicación se sustenta en la edad media de incorporación al trabajo. La Administración Pública, en promedio mundial, contrata a sus trabajadores con cierta experiencia o nivel educativo superior, en comparación con la empresa privada (seis años después en Colombia o cinco en Italia, por ejemplo). Es decir, empleados que antes de conseguir un
puesto fijo deben superar requerimientos muy exigentes y dilatados en el tiempo como oposiciones o formaciones. En España y Argentina, por ejemplo, para que un médico ingrese en la plantilla del Sistema Nacional de Salud, antes someterse a una prueba selectiva y pasar por una formación de cuatro años para conseguir la especialización. La
mayoría de estos requerimientos exigen que el practicante cuente ya con una carrera universitaria para poder acceder al proceso selectivo.
Como se puede visualizar en el gráfico anterior, la República Argentina, no es ajena a esta característica o valoración del trabajador público. En efecto, el 59% de los empleados públicos poseen un título terciario o universitario en contraposición del 32% de los trabajadores privados. En el caso de solo título secundario, el sector público cuenta con
33% de su masa laboral y el sector privado con 48%. Por último, el eslabón más débil, los trabajadores con solo educación primaria alcanza el 19% en el sector privado y 8% en el público. En Chile y Colombia, los trabajadores estatales, cuentan con una proporción aun mayor, con 66% y 81% respectivamente – con educación terciaria y universitaria -.
Asimismo, si se evalúa la edad promedio de la mano de obra pública, se puede notar que en todos los países – relevados – a excepción de Luxemburgo, el umbral de envejecimiento es mayor. En el caso de nuestro país, la edad media en el sector público es de 43 años y en el sector privado de 39 años. España y Portugal, la edad promedio en
el sector público es de 45 años y 42 años en el sector privado. El sector público más joven es en Perú con un promedio de 36 años y 34 años en el sector privado. Luxemburgo, el sector público posee una edad promedio 40 años y 41 años en el sector privado.
Por Mg. Alvaro Gabas
Fuente (Banco Mundial y Nuevo Orden Mundial)