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Por Néstor Belini

La dinámica político-judicial impone tiempos que exigen respuestas online a una dirigencia devaluada que no atina a comprender el cambio de época –solamente de formas y no de fondo– y solo responde apenas cubriéndose para no recibir tantos golpes. Un repaso por algunos hechos muestra los caminos que se deben transitar y los que no. La tarea de reconstruir un vínculo que parecía inextinguible.

El escenario político, social y económico al que se enfrenta el Pueblo es pavoroso. Muy pocos pueden decir que no sabían lo que iba a suceder cuando decidieron apostar a un candidato que anunció que iba a destruir el Estado y prometió tomar las mismas medidas que desde hace al menos medio siglo, vienen socavando las posibilidades de un desarrollo nacional independiente y que comprenda a las mayorías. Si a esta altura del partido los niveles de tolerancia para con los vecinos, amigos, familiares y allegados que votaron a Javier Milei comienzan a agotarse, cuánto más con dirigentes que pareciera que lo único que pretenden es ser candidatos “a algo”.

Se va la primera
En la red social del Partido Justicialista (PJ) de Entre Ríos se informó de la primera reunión del año que se realizó el jueves 2 de enero por la tarde vía Zoom con los representantes de las distintas Departamentales.

Según se precisó, “el objetivo fue avanzar en las resoluciones emitidas por el último Congreso partidario”. En aquel congreso se evitó abordar el pedido de expulsión del PJ del exsenador Edgardo Kueider, que, dos meses después de haber habilitado el tratamiento y luego votado la Ley Bases en el Congreso, fue procesado en Paraguay por intentar ingresar, desde Brasil, con 2000.000 dólares sin declarar. También enfrenta procesos en Argentina y Entre Ríos, por otros hechos.

El escueto posteo consignó que “también se trataron temas de la realidad política nacional y provincial en general, haciendo eje en el mandato de las urnas de ser oposición al gobierno nefasto de Milei, que vino a destruir la industria nacional, empobrecer al pueblo y golpear a los más débiles para garantizarle el negocio a los especuladores financieros, y que cuenta con cómplices como el gobernador Frigerio”.

Cómplices
El presidente del PJ Entre Ríos, José Cáceres, en declaraciones a una radio de Paraná posteriores al congreso vía Zoom, manifestó su malestar y el del PJ –que venía siendo “hablado”– respecto a que “Frigerio sea cómplice de Milei”.

En el lote de gobernadores “cómplices” ubicó al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y a Claudio Poggi, gobernador de San Luis, y especuló con que si se le “hubieran plantado a este tipo Milei y le hubiesen dicho: ‘Mirá, hermano, así no, porque si no, no te votamos nada’; la cosa sería distinta; pero le acompañan, le votan todo, y después dicen que no tienen nada que ver, que la crisis es la peor en la historia y que es peor que en el 2001. No le digas todo que sí para conseguir dos pesos a cambio por el tema de la Caja”.

Sorprendió la lectura del presidente del PJ, sobre quien pende cual espada de Damocles el fantasma de la causa Contratos II, cuando apuntó los cañones hacia el actual gobernador, que tiene sus graves problemas de gestión y serias dificultades para mantener el vector fuerza de su campaña, que se basó en la “transparencia”, la “austeridad” y la “eficiencia” en el manejo de la cosa pública, lo que estaría siendo infructuoso.

Cáceres omite que los legisladores nacionales del PJ por Entre Ríos fueron “condescendientes” con las políticas de la gestión del expresidente Mauricio Macri. Durante aquella gestión era común escuchar acerca de aquellos legisladores y “por lo bajo”, las mismas críticas que hoy se realizan a viva voz, lo que claro no está mal, pero de algún modo refiere a la legitimidad para emitir una opinión.

Mientras Macri fue presidente, gobernó en Entre Ríos en su primer mandato el actual diputado nacional, Gustavo Bordet, también con problemas en la Justicia por supuesto enriquecimiento ilícito. Cáceres fue diputado provincial en el segundo mandato de Bordet y actualmente es parlamentario del Mercosur, reemplazando al empresario y periodista Cristian Bello.

Obligación
El PJ a nivel nacional y provincial tiene la obligación de recomponer el vínculo, íntimo, que supo construir con el pueblo durante décadas en las que hubo momentos de enormes avances para las mayorías históricamente postergadas y otros de proscripción en los que las bases, organizadas y disciplinadas detrás de los intereses nacionales, resistieron a la infamia, la proscripción y la muerte.

Esta última etapa tuvo su cenit con la dictadura cívico-militar que en siete años arrasó con la industria nacional, los pequeños y medianos empresarios y productores agropecuarios y el comercio, dejando una tierra cubierta con sal, 30.000 desaparecidos y miles de víctimas pocas veces consideradas porque fueron “desapareciendo” silenciosamente como consecuencia de la falta de trabajo y oportunidades de mantener a sus familias. Claro que aquello no tiene nada que ver con lo que sucedió entre 2015 y 2024 y se vaticina para 2025, ¡no, qué va!

Negociar o no negociar, esa es la cuestión…

Cáceres pone en debate un tema que se ha naturalizado incorrectamente a partir de una mirada que solo privilegia el interés individual o de un sector y consiste en “negociar” beneficios solo para la provincia a la que se representa, perdiendo de vista la mirada integradora: La Nación Argentina. Esta decisión fue justificativa de las peores leyes, de esas que dañan al Pueblo Nación y ponen en duda su carácter federal.

Así, involuntariamente, el dirigente orienta hacia uno de los ejes por los que debe transcurrir el debate político. Volver a discutir el centralismo porteño, el sistema federal y qué verosimilitud tienen las ideas separatistas de algunos sectores de provincias como Mendoza y Córdoba, sin ingresar a ahondar en el estatus de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Y es obvio que aquel debate va a tener consecuencias en lo político y lo económico porque se discutirían cuestiones de Estado.

Son lo mismo 
Que Frigerio y Milei “son lo mismo” no quedan dudas y no porque lo haya manifestado públicamente el gobernador al elogiar las medidas del presidente y coincidir con su plan económico. Si hay alguna fisura, sería solo de formas. Cuestión de estilo.

No las hay porque se trata del mismo proyecto económico de la dictadura cívico-militar y del que el Pueblo ya conoce sus resultados y sabe de la posterior reconstrucción, de quién la puede llevar adelante generando una época de crecimiento equitativo, para luego entrar de lleno a otro ciclo de ajuste, recesión y dependencia. Un déjà vu infinito e insoportable. Y esto es lo que se debe debatir. Pero para eso hay que tener legitimidad para volver a reconstruir un vínculo que parecía inextinguible.

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