Mesa de dinero: cómo está la causa de la financiera que puso en vilo a Paraná

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La dinámica de la investigación y las repercusiones de la causa conocida como Financiera o Mesa de Dinero, exhibe movimientos respecto de los presuntos roles que habrían desempeñado Matías Santa María, Andrés Gamarci y Cristian Vital en la financiera que habría estafado a más de medio centenar de inversores en sumas que superarían el millón de dólares.

A poco más de un mes de la noticia que sacudió el tedio de Paraná al conocerse que un importante grupo de paranaenses habrían resultado estafados en una mesa de dinero, el caso exhibe movimientos respecto de los roles que se atribuyen a cada sospechoso y aportaría evidencia para la hipótesis acusatoria que calificó el hecho como Asociación ilícita y Estafa.

La noticia se conoció en el contexto ideal y se alimentaba de la suposición de que se estaba ante un caso similar a las resonantes estafas piramidales que se conocían por los medios nacionales.

La contundencia de la noticia también se alimentó de cuestiones extrajudiciales. Los nombres de los sospechosos: se trata de personas conocidas en Paraná por sus profesiones –abogado, contador, empresarios- que se destacaron también en el deporte.

El nombre de las empresas: la firma La Peruana es de una sociedad integrada por los hermanos, Julio y Andrés Gamarci, Matías Santa María y Cristian Vital; la concesionaria V12, de Gustavo Bupo y Maximiliano Wagner; y la firma JIFA SAS, de Andrés Ferreyra.

Los clubes: en la causa, en ambos lados del mostrador, se encuentran profesionales muy vinculados a un club que está ubicado en la zona alta del Parque Urquiza, y al rugby y el softbol.
Aquel combo también se alimentó del perfil de los abogados que intervienen acusando y defendiendo.

Se trata de letrados jóvenes, preparados y conocedores de las dinámicas informativas. Alimentaron la curiosidad de la opinión pública los cruces que mantuvieron en distintos medios y permitieron que personas que eran mencionadas por lo bajo al comienzo de la investigación, como Julio Gamarci, quedaran a la vista.

En aquella línea se encuentran los nombres que surgieron de los allanamientos a la concesionaria de autos de alta gama y al corralón. Bupo y Wagner están sospechados del delito de Encubrimiento. Se los investiga por su presunta responsabilidad en el ocultamiento de una Toyota, Land Cruisser Prado y AUDI, A5 3.2 Quatro Pro Cupé que fueron requeridos en el marco de la investigación sobre Andrés y Julio Gamarci y Santa María y por si labraron -o hicieron labrar- documentación apócrifa insertando datos y firma de RT para ocultar bienes producto del “ilícito principal”.

Del segundo, Andrés Ferreyra, dueño del corralón, debió solicitar el levantamiento de medidas sobre las cuentas de la firma. Ferreyra no fue imputado de ningún delito, aún. Su empresa quedó pegada a la causa como consecuencia de movimientos de dinero, a través de sus cuentas, de presuntos inversores en la financiera. Se trata de determinar la trazabilidad de 17.720.000 pesos que fueron movilizados a través de cuentas de la empresa JIFA SAS. El pedido de Ferreyra fue escuchado y se dispuso el desbloqueo del embargo que se trabó sobre dos cuentas y se lo sustituyó por el embargo de un auto de alta gama valuado en 250.000 dólares.


Roles

La investigación comenzó con situaciones poco comunes. Santa María, el principal sospechoso era buscado pero no estaba en Paraná. Estaba de viaje desde el 2 de octubre. El 16 de octubre de libró orden de captura y el 18 se presentó en sede del Ministerio Público Fiscal (MPF). Esa tarde se realizó una audiencia donde se le imputó el hecho y se le concedió el beneficio de la prisión preventiva domiciliaria con tobillera en su casa bajo la tutoría de su esposa abogada.

Los consortes procesales de Santa María nunca perdieron la libertad ambulatoria. El juez que concedió la medida –acordada entre fiscalía y defensa con el acompañamiento de dos querellas- no se privó de dejar sentada su postura personal respecto a que si fuera acusador, hubiese pedido una medida más gravosa.

La lupa que en el inicio de la investigación se posó sin ambages en Santa María fue alejándose a medida que se conocía nueva información. Se alejó aún más cuando la defensa y la querella que más presuntos damnificados asiste, mantuvieron un agrio cruce respecto a la información que dio cuenta que Santa María había realizado una oferta para reparar el daño, devolviendo parte del dinero. La querella dijo sí, y la defensa que eso nunca existió.

Sí o no

Ante las posiciones divergentes, Julio Gamarci realizó manifestaciones en un medio local y deslizó que el querellante no les dice a sus asistidos que él también había invertido en la financiera pero no realizó ninguna denuncia. El querellante le respondió que no la realizó porque no fue víctima de ninguna estafa y entendió la referencia como un intento defensivo producto de la contundencia de evidencia nueva que se suma a la causa como también las denuncias de nuevas supuestas víctimas.

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