Kamala Harris y Donald Trump emprenden este fin de semana un frenético recorrido por un puñado de estados muy disputados en busca del voto de los indecisos para las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos. Concentrados en los estados que pueden definir la disputa, ambos se descalificaron mutuamente.
La vicepresidenta demócrata y su rival, el expresidente republicano, siguen en empate técnico en las encuestas. Ambos se centran en los estados clave, donde los candidatos suelen ganar por la mínima, a diferencia de los otros que son tradicionalmente republicanos o demócratas.
La exsenadora, que aspira a ser la primera mujer presidenta del país, utilizará mítines en Georgia, Carolina del Norte y Michigan para enfatizar su mensaje de que Trump es una amenaza para la democracia estadounidense.
Harris piden a los votantes que “pasen página” a Trump, a quien describe como un autoritario.
“Es alguien que está cada vez más inestable, obsesionado con la venganza, consumido por el resentimiento, y el hombre busca un poder sin control”, dijo a sus seguidores en Wisconsin.
El magnate quiere recuperar la Casa Blanca. Si lo logra, se convertiría en el primer presidente con una condena penal y cuatro inculpaciones a sus espaldas.
En una entrevista con Fox News ayer por la mañana, Trump criticó el estado de la economía basándose en las decepcionantes cifras de empleo publicadas el viernes. Es “un regalo para mí”, dijo.
El viernes por la noche, en actos simultáneos en Milwaukee, en Wisconsin, uno de los estados bisagra que determinará el resultado del martes, Harris centró su discurso en asegurar que cumplirá las promesas; el republicano, en afirmar que cree que ella “odia” a los estadounidenses.
El llamado al voto puede ser determinante para este estado. Con diez votos electorales, Wisconsin, junto a Michigan y Pensilvania, forma parte de lo que la política norteamericana conoce vulgarmente como “el muro azul”, tradicionales feudos demócratas cuya pérdida ha desembocado invariablemente en un triunfo republicano en los comicios presidenciales.
En cuatro de las seis últimas elecciones presidenciales, el resultado en Wisconsin se definió por menos de un punto porcentual. En 2016, Trump se llevó el estado con una ventaja de 0,7 puntos porcentuales, mientras que en 2020, Joe Biden logró revertir la situación y ganó por 0,6 puntos porcentuales.
“O bien él estará allí el primer día, entrando a esa oficina, pensando en su lista de enemigos, o cuando yo sea elegida entraré en su nombre con mi lista de cosas por hacer”, dijo Harris. Muy confiada, subayó que si tiene “la oportunidad de luchar, no habrá nada en el mundo que se interponga”.
Ante el tono de su adversario en sus actos, la vicepresidenta dijo que “la retórica violenta debe ser descalificatoria” y reivindicó que ya es “la hora de una nueva generación de liderazgo en el país. Yo estoy lista para ofrecer ese liderazgo como la próxima presidenta de los Estados Unidos”, agregó.
El acto en Milwaukee estuvo repleto de invitados famosos, como los raperos Gorilla, Flo Milli y Cardi B, quien definió a Trump como un “estafador”. Harris se rodeó de artistas como trampolín para llegar a los jóvenes y a los latinos, dos electorados importantes en unos comicios extremadamente reñidos. Se suman a esa lista Beyoncé, Bruce Springsteen, Jennifer Lopez, la diva del pop de origen puertorriqueño, o la banda mexicana Maná son algunos de ellos. Sin olvidar el respaldo que le dio en las redes Taylor Swift, la estrella pop global con cientos de millones de seguidores.
A espaldas de los maridos. Por su parte, Trump afirmó que Harris “no es una buena persona. El mensaje final de Kamala a los estadounidenses es que, creo, los odia”. Por el contrario, su “mensaje final” es que “ama” a Estados Unidos. “Los invito a unirse a nosotros para construir un futuro extraordinario para nuestra nación”, dijo.
Después de mostrarse visiblemente enfadado por un problema con el micrófono, por el que dijo que estaba “hirviendo de rabia”, Trump habló sobre el calentamiento global: “Si hace frío, está bien. Si hace un calor infernal, está bien. Antes, el calentamiento global no funcionaba porque, en realidad, nos estamos enfriando. Hablan todo el tiempo de que el nivel del océano subirá en 500 años, un octavo de pulgada. ¿A quién diablos le importa?”.
También arremetió contra un anuncio de televisión demócrata en el que se ve a esposas de sus simpatizantes votando en secreto por Harris. “¿Se imaginan a una esposa que no le dice a su marido a quién va a votar?”, se preguntó.
El republicano de 78 años sabe que, según las encuestas, las mujeres prefieren a Harris y los hombres a él. Y es difícil que la tendencia haya cambiado después de que él comentara que protegerá a las mujeres “les guste o no”. En economía el magnate se propone defender el tejido industrial de su país, si fuera necesario con guerras comerciales agresivas y aranceles de hasta el 200%. Un mensaje que repetirá este fin de semana en Carolina del Norte, Virginia, Pensilvania y Georgia.
Trump ha endurecido al extremo su retórica, sobre todo la antiinmigrantes, para movilizar a sus bases. “Los migrantes ilegales que llegan a este país matan gente todos los días” y “están desatando una violenta ola de asesinatos por todo Estados Unidos”, afirmó últimamente sin pruebas.
“La emoción de una vida”. Trump desea que llegue el día de la votación, pero siente nostalgia por el fin de nueve años de aventura con el movimiento “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo” (MAGA, por sus siglas en inglés).
Ha sido “la emoción de una vida”, dijo. “Y ahora queremos tomar esa emoción y convertirla en ‘hagamos negocios’, ¿verdad?”
En la recta final aumenta el miedo a un posible estallido de violencia si Trump pierde y se niega a reconocer su derrota, como hizo en 2020. Los comercios de la capital, Washington, han comenzado a proteger los escaparates. Las autoridades locales consideran “impredecible” lo que pueda pasar tras el cierre de las urnas. Por lo pronto, Trump y miembros de su entorno sostienen que ha habido fraude y “trampas” en estados clave como Pensilvania.
En mente de todos están las imágenes de una turba de simpatizantes de Trump atacando el Capitolio el 6 de enero de 2021 en un intento de impedir la certificación de la victoria electoral del actual presidente Joe Biden.